Ahora estoy muerto. Y como estoy muerto debo estar en el lugar donde estén todos los muertos, un lugar tenebroso, oscuro, con arañas y la luna levemente tapada por dos nubes. Comienza el reencuentro con familiares, conocidos, vecinos. Pegadito al reencuentro viene la soledad, la necesidad de una espalda para acariciar, una voz dulce, amable y gentil.
Te extraño acá. Estoy muerto entre los vivos.
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