... cuando venía mucha gente y yo jugaba con los chiquillos,
y los más grandes se disfrazaban y hacían sus actos chistosos.
Nosotros, los más chicos,
creo que eramos los que más gozabamos con el show de humor aunque no entendieramos nada.
¡Que felicidad de mierda había en el ambiente!
Era todo tan perfecto. Todos sonriendo y lo mejor es que era una RISA SINCERA, ni una pisca de falsedad.
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