martes, 29 de diciembre de 2009

En otra


Estar en este lugar es exquisitamente suave y sereno, no es necesario pensar, solo sentir y olvidarte de todo, darme unas pequeñas vacaciones.

De vez en cuando se te cierran los ojos y no los abres en unos treinta minutos, se te olvidan muchas cosas, te hablan y no respondes, sientes la calma más grande de toda la galaxia, dejas fluir tu imaginación (que en realidad es mi imaginación) y logro ver corazones, tortugas, toros y miles de bellas formas más.
Lamentablemente tienes prohibido venir conmigo, a no ser que cierres tus ojos para siempre.
Me llaman la atención y me dicen que debo bajar ahora, que no es bueno, que mi obligación es prestar atención a las cosas que abajo pasan.
Me agrada estar en este lugar, pero no tanto porque extraño y mucho. Me veo en la obligación de volver a su cuerpo sin cabeza, además ya ni quiero estar más en las nubes

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